La duda humana en la fe: Juan, el gran profeta, duda desde la cárcel y pregunta si Jesús es "el que ha de venir" o si deben esperar a otro. Esto muestra que la fe no es lineal y la duda es humana, incluso para los grandes.
La respuesta de Jesús (las obras): Jesús le dice a los discípulos de Juan que le cuenten lo que ven y oyen: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpios, los muertos resucitan, el evangelio se anuncia a los pobres. Estas son las señales del Mesías.
La grandeza de Juan vs. el Reino: Jesús declara a Juan como el más grande entre los nacidos de mujer, pero el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él. Esto subraya la diferencia fundamental entre la era de la Ley (Juan) y la era de la Gracia (el Reino).
El llamado a la conversión: Jesús reprende a las ciudades que no se arrepintieron a pesar de sus milagros (Corazín, Betsaida, Cafarnaúm), resaltando que una mayor luz conlleva mayor responsabilidad.
La invitación a no escandalizarse: Jesús llama "bienaventurado" a quien no se escandalice en él, es decir, a quien no se decepcione por su forma humilde y misericordiosa de actuar, sino que lo reconozca como el Mesías.
El Adviento y el Reino: En Adviento, Dios nos invita a abrir los ojos y oídos para reconocer a Jesús, no solo con la mente sino con el corazón, permitiéndonos ser sorprendidos por su amor y misericordia, y a ser parte activa de su Reino.